Cuerpo sano, mente dañada
Ya desde los prominentes
filósofos que existieron en la antigua Grecia, se nos ha instruido respecto a
la importancia de ejercitar el cuerpo. El exuberante e ilimitado conocimiento
de estos personajes les permitió, además, puntualizar que no solo la actividad
física se limita a los músculos y extremidades, sino que también el cerebro al
ser entrenado produce cambios significativos en el ente que lo realiza;
logrando con ello, un equilibrio entre ambos.
Con el pasar del tiempo hemos
sido testigos de lo que ha representado el deporte para la humanidad, a través
de la historia. Por un lado, es necesario precisar que se ha convertido en el
espacio social más democrático por excelencia, puesto que los seres humanos
pueden participar y convivir en igualdad de condiciones, sin importar su
condición social, religión, estatus, color, preferencia sexual, etcétera. El
mismo, también ha servido como escenario para librar batallas bélicas, ésto
porque para nadie es un secreto que potencias como Estados Unidos y la antigua
Unión Soviética (URSS) aprovecharon ediciones de los Juegos Olímpicos durante
la Guerra Fría, para imponer sus ideologías políticas.
En nuestros días, gracias a la
ciencia se han podido comprobar los múltiples beneficios que conlleva la
práctica deportiva, ya sea por simple afición o de manera profesional. Es por
ello, que cada vez más personas, sin
importar su edad, incursionan a este maravilloso mundo. Sin embargo, entendemos
que de los frutos que aporta esta actividad, el económico es el que más se toma
en cuenta, incluso por los padres, para de una manera u otra “cultivar el espíritu
deportivo” en sus hijos.
Para llegar al meollo de la
intervención que hemos querido realizar, hay que puntualizar que va dirigido a
la forma errónea en la desde muy temprano niños y adolescentes son forzados a
abandonar su niñez para dedicarse a la practica del baseball, considerado el
deporte rey de la Republica Dominicana. Como obviamente no puede existir
conclusión sin premisas, pues a continuación les manifiesto aquellas que son
difíciles de obviar. En primer lugar, la mayor parte de los padres de esos jóvenes con potencial y talento que forman
parte de las ligas en las provincias, son persuadidos por sus entrenadores para
que, de una forma u otra ,la educación de los mismos pase a un segundo plano,
con el fin de dedicarle más tiempo al “pley”, donde está su futuro “asegurado”.
Según hemos podido constatar, más del 80
% culmina siendo parte de la gran tasa
de deserción escolar que tenemos en el país, mientras que otro pequeño
porciento a pesar de quedarse en la escuela, no cursa el grado correspondiente
a su edad.
En segundo lugar, dadas las nuevas políticas de las Grandes Ligas “las futuras estrellas” son separadas de sus familiares desde aproximadamente los 12 años, para ser llevados a academias busca talentos, luego de que son vendidos a otro entrenador con “más conocimientos” y “mejores relaciones” con los scouts que trabajan en el país, para los equipos de la principal entidad que dirige el baseball a nivel profesional y organizado.
Durante su estadía en éste lugar, más allá del
riguroso entrenamiento al que son sometidos los niños como parte de su
preparación con miras a participar en diversos “try outs”, acorde con los
testimonios de dirigentes y padres de niños que pudimos extraer mediante
conversaciones cotidianas, existe la posibilidad de que los mismos sean
introducidos al mundo de los esteroides, a pesar de su corto tiempo de vida.
Lo grave del caso es que quienes aplican estas
drogas, mayormente lo hacen sin la menor asistencia médica, trayendo como
resultado la pérdida de una extremidad de su anatomía, e incluso hasta la
muerte.
Entre otras tantas cosas que
podrían suceder durante la gran travesía por la que deben pasar estos jóvenes para
ser firmados por uno de los equipos de La Gran Carpa, lo realmente criticable,
a nuestro entender, es el hecho de que a los niños del país no se les está
preparando para que sean seres humanos intelectualmente competentes, sino como el
principal ingrediente de una receta que aparte de deliciosa, resultará muy
lucrativa para los que estuvieron inmiscuidos en el proceso de la preparación;
en cierto modo, dicha actividad creemos que podría tener características muy
afines con el trabajo infantil.
Precisamente por la deficiencia
del desarrollo cognitivo y formación
conductual, es que vemos a muchos de éstos individuos tener pocas herramientas
comunicativas al hablar en público, ser
despedidos del equipo por cual han sido contratados en las ligas menores,
puesto que no dominan los conceptos fundamentales del juego o ser los
protagonistas de ciertos sucesos que nos hacen comprender que se prepararon
para todo, menos para el éxito que tienen entre manos, una vez logrado el objetivo de obtener una
firma aunque no sea millonaria. Todo ello, sin tomar en cuenta que son los
ídolos, principalmente de otros niños y adolescentes quienes no solo siguen sus
carreras como deportistas profesionales, sino que incluso su accionar fuera del
estadio.
Para concluir, queremos aclarar que reconocemos que existen muchos ejemplos que sirven como la excepción a la regla, además de que amamos el baseball y toda manifestación deportiva porque consideramos que son el escape de sana diversión con el cual cuenta principalmente la juventud, asediada por los infortunios sociales como las drogas. Por ende, no nos oponemos al hecho de que los muchachos se dediquen a ello y más si es para desarrollar su talento, con lo cual optarían por una mejor calidad de vida. Lo que quisiéramos lograr es que se den las condiciones para que en el mañana, si la voluntad de Dios no les favorece, llenos de conformidad se puedan reintegrar a sus estudios y evitar frustraciones.
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