Moise pensaba que intentarían asesinarlo una vez dejara presidencia de Haití, dice su viuda

El asesinado presidente de la República de Haití, Jovenel Moise, sabía que intentarían matarlo, pero imaginaba que el suceso ocurriría una vez dejara la presidencia del vecino país, en febrero del próximo año.

Así lo informa un reportaje del diario colombiano SEMANA, que recoge unas declaraciones realizadas por la primera dama haitiana Martine Moise al FBI, buro de inteligencia de los Estados Unidos que está colaborando con las autoridades haitianas en el esclarecimiento del magnicidio ocurrido el pasado 7 de julio.

Moise aseguró de que el dinero utilizado para pagar el magnicidio tuvo alguna conexión con Estados Unidos, pues, según ella, una suma tan grande para financiar el crimen solo entra o sale de Haití si ha pasado por el país norteamericano.

La viudaexpresó que vio morir al presidente a su lado, después que le propinaron muchos disparos con armas automáticas y que estaba en la cama de su cuarto con su esposo, en la casa presidencial, cuando escucharon fuertes disparos y el mandatario le dijo: “Cariño, estamos muertos”.

Agregó que cuando el grupo de mercenarios se introdujo en su residencia, ella corrió junto a sus hijos y los llevó hasta el baño, les ordenó que se camuflaran en el interior de la ducha y regresó al cuarto donde la esperaba su esposo.

Dijo que en medio de las balas, decidieron esconderse debajo de la cama apoyando sus caras contra el piso. Querían escapar de los homicidas, pero la estatura no los favorecía y sus pies quedaron descubiertos.

Aseguró que mientras los estaban atacando los mercenarios, que escuchaba hablar en español, se comunicaban por teléfono con alguien que iba dando las órdenes.

De acuerdo a la revista Semana, la viuda de Moise enfatizó que a ella fue la primera a la que le dispararon, intentando sacarla de donde se escondía, pero la mitad de su cuerpo seguía debajo de la cama. Incluso, alcanzó a decirle al presidente que estaba viva.

Los asesinos buscaron al otro lado de la cama al mandatario. Lo sacaron, lo voltearon y de acuerdo con su relato, lo empezaron a describir: “Alto, delgado, de piel morena”, decían. Ella alcanzó a escuchar que al otro lado del teléfono otro hombre dio la orden de ejecutarlo al confirmar que se trataba del presidente.

Regresaron al otro lado de la cama y sacaron a la mujer a la fuerza. Uno de ellos se paró sobre sus piernas (por eso supo que portaban botas), y con una linterna le alumbró los ojos. Quería confirmar que estaba muerta. La primera dama no se movió ni parpadeó, porque sabía que, si lo hacía, la rematarían.

Cuando se acabaron los disparos, los mercenarios revisaron los cajones de la mesa de noche y el escritorio en la habitación, que muchas veces era utilizada como despacho presidencial.

Fuente: SEMANA

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