Uno más uno y nunca más (El poder del Poder)

Por: Pablo McKinney

Lo que un dato ofrecido por el economista Miguel Collado ha desnudado es lo que podríamos llamar el poder del Poder: cinco de cada diez dominicanos (47% exactamente) reciben recursos del erario ya sea como beneficiarios de subsidios, como empleados, o como pensionados. Si a ese 47% le sumamos las mipymes y los grandes suplidores del Estado, hablamos de que por lo menos siete de cada diez dominicanos tienen algún tipo de relación de dependencia del gobierno y sus pagos.

Precisamente por ese “poder del Poder” que es tan urgente y necesario trabajar para la creación de una cultura democrática que nos haga respetar este modelo de elección presidencial que al fin hemos logrado: Uno más uno y nunca más, que fue el modelo más valorado por los ciudadanos en el Diálogo Nacional realizado en todo el país como parte de los trabajos para la elaboración de la Constitución de 2010. Lamentablemente, las valoraciones de los ciudadanos no eran vinculantes, por lo que, entregadas al presidente de entonces, no fueron tomadas en cuenta.

 Cosa difícil es frenar las locuras reeleccionistas de nuestros políticos con tal escenario de absoluta o relativa dependencia de los ciudadanos de las mieles del Estado. De ahí la importancia de adoptar/asumir verdaderamente este modelo, que es también el de EE. UU., de forma tal que si llegase el jodido día en que un mandatario, cumplidos sus dos períodos presidenciales, intentase modificar la Constitución para candidatearse por tercera vez con los ridículos y repetidos argumentos de siempre, “que el país lo reclama”, “que la crisis lo exige”, y otras expresiones del hablar “caballá”, el rechazo ciudadano sea enorme, plebiscitario.

Si vamos a mejorar como sociedad, es imprescindible comenzar por el ciudadano y sus valores, que de él viene todo lo demás, incluida la cultura política predominante. Y que sea cada quien el tipo de ciudadano que le exige ser a los demás.

Las “fuerzas vivas” de la nación (y hasta las moribundas) deben concentrarse en la creación y fortalecimiento de una cultura política que rechace la modificación constitucional con el único objetivo de que el partido de gobierno lleve a su mejor candidato (que por lo antes expuesto siempre será el mandatario de turno), y al mismo tiempo exija a los candidatos presidenciales celebrar debates electorales, pero ese es tema para otro bulevar. Con su permiso.

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