La agricultura en Arroyo Cano: una crisis silenciosa de mano de obra

Por: Manuel Emilio Luciano Abreu

En el distrito municipal de Arroyo Cano se vive una realidad que ya no puede seguir siendo ignorada: la escasez de mano de obra dominicana para las labores agrícolas. La recolección del café, el guandul y la cosecha de aguacate se realiza hoy, en cerca de un 90 %, con trabajadores de nacionalidad haitiana. Esta situación no es exclusiva de Arroyo Cano, sino que se repite en muchas comunidades del país.

Cada vez son menos los dominicanos dispuestos a trabajar en el campo. Las labores agrícolas, pese a su importancia para la seguridad alimentaria y la economía local, han perdido atractivo para gran parte de la población joven. Como resultado, los trabajadores haitianos se han vuelto imprescindibles para sostener la producción agropecuaria.

La falta de mano de obra nacional ha generado un efecto directo en los costos de producción. Actualmente, el pago por una jornada laboral en una finca agrícola ha aumentado de 500 a 700 pesos diarios, incluyendo dos comidas, café y bebidas. Este incremento, aunque comprensible desde la lógica de la oferta y la demanda, ha puesto en aprietos a muchos agricultores, quienes ya enfrentan dificultades económicas.

La situación se torna aún más delicada cuando se observa que numerosos propietarios de tierras están optando por arrendar sus parcelas a trabajadores haitianos, ante la imposibilidad de cultivarlas por cuenta propia. Esta dinámica ha permitido que estos trabajadores se organicen, incrementen sus ingresos y generen cifras que, según estimaciones locales, superan los cinco millones de pesos anuales solo por concepto de labores agrícolas en la zona.

El riesgo a largo plazo es evidente. Si los propietarios continúan sin encontrar mano de obra local, muchos podrían verse obligados a vender sus tierras a quienes sí estén dispuestos a trabajarlas. De mantenerse esta tendencia, en pocos años una parte significativa de las propiedades agrícolas podría cambiar de manos.