La Resurrección de Jesucristo

Por: Alexis Rodríguez 

Jesucristo padeció en la carne como pecador, aún sin nunca haber pecado. Murió en nuestro lugar, Dios cargando en Él el pecado de toda la humanidad. Pero lo más trascendente de la vida de Jesucristo en la tierra es su resurrección entre los muertos.

Es la resurrección de Cristo lo que marca la diferencia entre él y otros líderes religiosos como Mahoma, Confusio, Buda y otros que fueron pecadores como nosotros. Murieron y no experimentaron la resurrección ya que la paga del pecado es la muerte. En cambio, Cristo fue tentado en todo, pero nunca pecó; por eso cuando cargó el pecado de toda la humanidad, murió, fue sepultado y al tercer día la tumba no le pudo retener. Jesucristo resucitó entre los muertos y está vivo, sentado a la diestra del Padre.

Es su resurrección nuestra mayor garantía de que es el enviado especial de Dios a expiar el pecado de todo el mundo.

Jesucristo resucitó para que todo aquel que cree en él pase de muerte a vida y sea una nueva criatura en él. Nuestra fe tiene sentido, gracias a la resurrección de Jesucristo.

Y esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesare con tu boca que Jesús es el Señor y creyere en tu corazón que Dios le levantó de los muertos serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para salvación. 

Creer en la resurrección de Jesucristo es un requisito indispensable para ser salvo.

El que cree en la resurrección de Cristo vive con la esperanza de pronto estar en su presencia y verle cara a cara. La Biblia dice, que le veremos tal y como él es. Nuestra fe es viva y auténtica, porque Jesucristo resucitó.

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