Sustentabilidad de los Ecosistemas Complejos y su Relación con la Diversidad de Especies
Desde hace mucho tiempo el ser humano se ha sentido atraído por la cantidad y variedad de formas de vida que habitan en ciertos ecosistemas muy complejos. Por lo que, han ido avanzando en el estudio de ellos para entender su dinámica y los misterios que estos encierran, además de sus beneficios e importancia para el hombre.
Los ecosistemas naturales menos diversos son más susceptibles de ser invadidos por especies extrañas o alterados por oscilaciones poblacionales violentas y plagas destructivas.
En los ecosistemas más complejos se incluyen una gran diversidad de conexiones o rutas de flujo de energía, que vuelven la red trófica más estable ante la pérdida de alguno de sus elementos.
Algunos autores consideran que las comunidades más complejas y diversas son menos estables al no retornar al punto de equilibro inicial
luego de una perturbación, esto sugiere que la complejidad genera inestabilidad. Aunque este autor suele ignorar la variabilidad natural de los ecosistemas bajo ambientes cambiantes, la heterogeneidad de fuerzas de interacción y la capacidad de compensación interna.
Además, que los sistemas más conectados eran más vulnerables al colapso por la propagación de los efectos de una perturbación. Las interacciones débiles estabilizan la estructura de la comunidad, al impedir que se propaguen los efectos de las interacciones fuertes.
Las comunidades más diversas muestran mayor constancia temporal en sus propiedades emergentes en su biomasa. La diversidad simultáneamente puede reducir la estabilidad a nivel de la población y aumenta la estabilidad a nivel del ecosistema.
Los ecosistemas complejos sugieren que las interacciones entre la diversidad de especies y la gran variedad de modos de vida afectaron la distribución de abundancia de las especies. Antes del final de la extinción ambos tipos de ecosistemas, simples y complejos fueron igualmente abundantes. Sin embargo, después de la extinción masiva, las comunidades complejas sobrepasaron a las simples en un factor 3 a 1. Esa misma proporción ha permanecido hasta nuestros días inalterada.
En la década de los setenta, el investigador, Robert May, comprobó matemáticamente, que el tamaño y la complejidad deberían tender a desestabilizar cualquier sistema dinámico, como un ecosistema o una red financiera. Este resultado, conocido desde entonces como “paradoja de May”, inició un encendido debate sobre los efectos de la diversidad en la estabilidad.
Otros investigadores proponen un nuevo modelo matemático para generar redes artificiales o sintéticas a través de un computador, que no sólo reproduce más fehacientemente que los modelos existentes hasta la fecha varias propiedades de las redes tróficas, sino que además demuestra de forma inequívoca que la estabilidad puede crecer con el tamaño y la complejidad.
En mi opinión después de revisar algunas fuentes bibliográficas, creo que los ecosistemas más diversos, son genéticamente más variables por que brindan a las especies mayor posibilidades de sobrevivir y permanecer en el tiempo, que los ecosistemas donde la diversidad es menor.
Considero que la variabilidad genética favorece el equilibrio y prevalece ante la diversidad de especies y de ecosistemas. Por las características propias y únicas de los individuos que los diferencian de los demás, lo que les hace constituirse en especies más fortalecidas antes los eventos adversos.
Los ecosistemas diversos tienen una alta densidad de organismos vivos y asociados a la variabilidad genética, tendrán mayor probabilidad de permanecer intacto antes los cambios adversos del ambiente.
Las comunidades más diversas muestran mayor constancia temporal en sus propiedades emergentes en su propia biomasa. La diversidad simultáneamente puede reducir la estabilidad a nivel de la población y aumenta la estabilidad a nivel del ecosistema.
Bibliografía:
Badii H Mohammad y Landero Jerónimo.
(2007) “Papel de los Ecosistemas en la Sustentabilidad”. Disponible en: Dialnet-PapelDeLosEcosistemasEnLaSustentabilidad-7299047
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Vilá Montserrat, (1998). “Efectos de la
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Barcelona. Recuperado de: 24414-Text
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